TUNGRA VADRA

 

TUNGRA VADRA

 

 Las aguas del Tungra Vadra

llenan las pushkarrani de los

mil templos de Hampi.

 

Las montañas rocosas,

que fueron moldeadas

por los mismos dioses

que plantaron los cedros

milenarios de Manali,

guardan celosamente

este hermoso valle.

 

Los dioses, todavía persisten

en su ancestral empeño

de embellecer este planeta.

 

Las acacias gigantes

nacieron para dar belleza

a estos ancianos templos,

pero nadie las ve;

los humanos llegan atraídos

únicamente por las piedras,

las tocan con devoción,

toman su darshan

y se abandonan en la ciudad

en busca de sombra y reposo.

 

Pero a mí me atraen poderosamente

estas acacias frondosas,

que me ofrecen sombras generosas,

donde los siti govi anidan

y las ardillas juguetean

con los monos sobre sus ramas.

 

Me acerco a la muchacha

que reposa su pesada carga

a la sombra de esta acacia,

y le ofrezco agua fresca

 

 

 

que le devuelva color

a sus hermosos labios.

 

La avutarda se acerca

a mi pierna despreocupada,

invitándome a saborear

el tiempo que me vive

junto a Vittal temple.

 

Los dioses viven en estas

ancianas piedras esculpidas,

bien lo sé,

pero hoy les he visitado

en la savia de las acacias,

y los he oído reír y charlar

entre los Siti govi,

y jugar entre los monos.

 

Tímidamente, me he acercado

invitado por el aroma

que embriaga esta tierra,

y ahora danzamos unidos

todos los átomos de este lugar

llamado Vittal temple.

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